Impresiones sobre la clausura del año sacerdotal

    Cuando uno recorre las calles de Roma siempre ve sacerdotes y monjas en cada esquina, pero esta vez no eran los habituales, sino que miles de ellos llenaban todos los rincones de la ciudad eterna. Por todos lados nos encontrábamos con grupos de curas compartiendo, rezando, comiendo. Es como si la Ciudad del Vaticano hubiera invadido con sus "obreros de la civilización del amor" Roma entera. Me gustaría referirme a dos momentos especiales del programa general de la jornada. El primero fue el encuentro organizado por los Movimientos de los Focolares y de Schoenstatt. "Sacerdotes hoy" no "sacerdote hoy", como mencionó el Cardenal Bertone, fue el lema que acompañó el encuentro. Este matiz de poner el sustantivo en plural no fue una casualidad, sino que un mensaje elocuente de lo que se quería transmitir. El sacerdocio se puede vivir como...

| Desde Roma por Padre Patricio Moore Desde Roma por Padre Patricio Moore

 

 

Cuando uno recorre las calles de Roma siempre ve sacerdotes y monjas en cada esquina, pero esta vez no eran los habituales, sino que miles de ellos llenaban todos los rincones de la ciudad eterna. Por todos lados nos encontrábamos con grupos de curas compartiendo, rezando, comiendo. Es como si la Ciudad del Vaticano hubiera invadido con sus "obreros de la civilización del amor" Roma entera.

Me gustaría referirme a dos momentos especiales del programa general de la jornada. El primero fue el encuentro organizado por los Movimientos de los Focolares y de Schoenstatt. "Sacerdotes hoy" no "sacerdote hoy", como mencionó el Cardenal Bertone, fue el lema que acompañó el encuentro. Este matiz de poner el sustantivo en plural no fue una casualidad, sino que un mensaje elocuente de lo que se quería transmitir. El sacerdocio se puede vivir como "hermanos entre hermanos". No somos sacerdotes aislados, sino que hermanos en comunión, que intentamos ser sal y luz del mundo con nuestro testimonio de amor y entrega. Cinco mil personas fueron llenando la Sala Pablo VI, todos queríamos, simplemente, celebrar la belleza de ser sacerdotes. Variados y conmovedores testimonios fueron conformando un mosaico sacerdotal lleno de vida y esperanza. Los primeros fueron tres sacerdotes de Burundi salvados de una matanza incomprensible, después hablaron sacerdotes salvados del alcohol, que luchan por los más pobres y que viven su día a día en esa fidelidad pequeña y auténtica. Una fundadora y un fundador, Chiara Lubich y José Kentenich, nos regalaron esa tarde su carisma universal, para que de los hontanares del sacerdocio puedan brotar aguas limpias y puras.

El otro momento especial fue la vigilia con el Papa Benedicto XVI. Era ya casi de noche, el sol se ponía detrás de la Basílica San Pedro formando un escenario de una belleza sublime. Después de algunos testimonios venidos de todos los continentes, aparece el Papa recorriendo todos los rincones de la Plaza San Pedro saludando a quince mil sacerdotes peregrinos. Con una lucidez inusitada respondió cinco preguntas. Su secretario, disimuladamente, le pasó unas hojas donde se supone estaban las respuestas. El Papa con mucho respeto las recibió y dobló suavemente. Nunca las miró. Como si fuera una asamblea en alguna casa religiosa o en una iglesia, como un padre sabio, fue contestando una a una las preguntas. Sólo él puede responder de esta manera, incluso con palabras de fina y delicada ironía. Con el pasar de los minutos se fue generando un ambiente cargado de una "música callada" que escucha palabras verdaderas, buenas y hermosas.

No es fácil ser sacerdote hoy, pero esa carga es suave y llevadera si somos "sacerdotes hoy" que, junto al Papa, tenemos una Buena Noticia que llevar a todo el mundo y a todos los hombres.

Padre Patricio Moore

Roma, Italia

 

 

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