"Somos tan importantes para algunos... pero sólo estamos pasando".
Cecilia Sturla comparte con nosotros su reflexión de la película "Antes de la Media Noche", Después de haber escuchado a esa mujer hablando de lo que hace para recordar a su marido, me quedo con esa reflexión. ¿Qué es lo que hace que yo sea importante para los que me rodean? ¿Mi trabajo? ¿Mi ser madre? ¿El "estar ahí", simplemente...?
| Cecilia Sturla Cecilia Sturla
"Antes de la medianoche" es la última entrega (por ahora) de la historia de Jesse y Celine (Ethan Hawke y Julie Delpy), que en las dos películas previas (Antes del amanecer y Antes del atardecer) nos conmovieron de manera particular. Esta última parte tiene diálogos imperdibles. Si bien por momentos se tornan demasiado recriminativos, eso no hace que pierdan el atractivo que tiene poder ver un cine en el que las historias de amor pueden ser realistas y sin tanto romanticismo. Sabemos que las verdaderas historias de amor comienzan cuando las películas de Hollywood terminan... Y eso es lo que Richard Linklater, su director nos quiere mostrar.
Pero no quiero escribir sobre los diálogos específicos de Celine y de Jesse (el del auto es imperdible, lo mismo que el del hotel), sino otro, que es el más conmovedor de todos, porque muestra un amor maduro y entrañable. Están los protagonistas en una casa soñada en Grecia: el dueño de casa, que es un escritor escocés, su nieto y la novia; una pareja italiana, también en la mitad de la vida; Celine y Jesse y una señora viuda, callada, que escucha atentamente a todos sobre lo que es el amor (y otras cosas)...hasta que comienza a hablar de lo que le pasa con su marido que murió. A veces su rostro se le borra, se hace difuso y ella siente que lo pierde otra vez, pero entonces ella trata de recordarlo en sus detalles, los ojos, la nariz, sus dientes, su piel, su risa, su pelo... y a veces, cuando logra recordarlo, se le hace presente con una fuerza tal, que tiene la sensación que puede tomar su rostro entre sus manos. Luego, el mundo real reaparece... hace eso cada mañana, antes que el sol brille demasiado, porque le parece que el sol lo hace desvanecer... "pero así es la vida, aparecemos y desaparecemos, tal como el sol aparece y desaparece, es como la vida... efímera, y somos tan importantes para algunos... pero sólo estamos pasando".
Es tan conmovedor el diálogo, que no sólo uno se emociona al escucharlo, sino que los rostros de los que están en la mesa se quedan en un silencio tan empático, que después nadie más puede hablar.
Y quizás la reflexión más a la mano, es aquello de que "somos tan importantes para algunos... pero sólo estamos pasando". Es este pensamiento del ser peregrinos en esta tierra, y nuestro peregrinar se compone de infinitos detalles que hacen nuestra vida entera. La vida transcurre no en las grandes decisiones, sino sobre todo en los detalles. Quizás el amor sea esa "suma de todos los detalles", para que al final de nuestra vida, podamos recordarlos con cariño y con alegría... El "estar pasando" entraña una sabiduría infinita: somos una fracción mínima de tiempo que habita en esta tierra. Sólo esa conciencia nos va a permitir soñar con cambiar las cosas que están mal, luchar por lo que creemos justo y honesto y sobre todo, amar a las personas con un desprendimiento lúcido y doloroso a la vez: yo soy un peregrino, mi marido es peregrino, mis hijos son peregrinos... y más tarde o más temprano, nuestro peregrinar acá termina para comenzar una vida plena más allá.
Y no es un sentimiento de melancolía ni de pesimismo: si la vida se compone de pequeños detalles, entonces deberíamos aprender a disfrutarla tal como se presenta para fortalecernos en los momentos de mayor dolor.
Uno busca la felicidad en tantas cosas materiales, se pone metas tan ambiciosas, que sin saberlo, nos la pasamos persiguiendo comodidades que a veces suelen alejarnos de los que más queremos. Porque estamos tan enfrascados en que "queremos lo mejor para nuestros hijos", "queremos una carrera exitosa", "queremos, queremos"... pero lo que nos llena y que al final de nuestro peregrinar realmente nos va a colmar, son los detalles nimios, las sonrisas robadas en momentos tensos, la alegría de ver a un hijo mojándose con una manguera, aprobando un examen... detalles que si estamos enfrascados en una carrera hacia el éxito, se nos pierden invariablemente...
Después de haber escuchado a esa mujer hablando de lo que hace para recordar a su marido, me quedo con esa reflexión. ¿Qué es lo que hace que yo sea importante para los que me rodean? ¿Mi trabajo? ¿Mi ser madre? ¿El "estar ahí", simplemente...?
"Somos tan importantes para algunos... pero sólo estamos pasando".