
Jubileo 2025
Jubileo 2025
LA ESPERANZA NO DEFRAUDA
El Papa Francisco nos convoca este 2025 a un Año Santo bajo el lema “La Esperanza no defrauda”. Los jubileos “ordinarios” en la Iglesia católica son cada 25 años (el Papa podría convocar también a un Jubileo extraordinario, como ha sucedido en años anteriores). Este Año Santo comenzó el 25 de diciembre de 2024, solemnidad de la Natividad de Jesús, y se extiende hasta el 6 de enero de 2026, fiesta de la Epifanía del Señor.
Los jubileos son tiempos especiales en que se nos ofrece la oportunidad de conversión, de renovar nuestra fe; son tiempos de penitencia, de perdonar y reconciliarnos; y también de celebración y júbilo, por las grandezas del Señor. En este jubileo en particular, y por lema que lo anima, se nos invita a fortalecer nuestra esperanza en un mundo mejor, a ser nosotros mismos signos de esperanza, confiando en que la esperanza en Dios nunca será defraudada, y aunque enfrentemos dificultades, su misericordia y la confianza en su conducción y en su amor personal por cada uno, nos sostiene y nos impulsa a seguir adelante.
Ser “peregrinos” resalta la idea de esta búsqueda constante de Dios, de estar “en camino”, dice el Papa Francisco: “Ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida. La peregrinación a pie favorece mucho el redescubrimiento del valor del silencio, del esfuerzo, de lo esencial.” Y continúa diciendo que la contemplación y la oración conducen a agradecer a Dios por las maravillas que Él realiza.
Otras palabras del Papa Francisco en su carta sobre el Año Santo, que bien resuenan en estos días, es la paz en el mundo, como primer signo de esperanza. “La exigencia de paz nos interpela a todos y urge que se lleven a cabo proyectos concretos. Que no falte el compromiso de la diplomacia por construir con valentía y creatividad espacios de negociación orientados a una paz duradera.” (Carta, N.8)
Y luego de expresar varios signos concretos de esperanza, se detiene en la Virgen María, “signo de esperanza cierta y de consuelo” y nos hace una invitación que, como schoenstattianos, acogemos de manera especial: “Que en este Año jubilar los santuarios sean lugares santos de acogida y espacios privilegiados para generar esperanza. Invito a los peregrinos que vendrán a Roma, a detenerse a rezar en los santuarios marianos de la ciudad para venerar a la Virgen María e invocar su protección.” (Carta, N. 24)
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